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En este blog, vamos a explorar un pequeño hueso llamado hioides y que es clave en el sistema craneomandibular y cervical, ya que se conecta funcionalmente tanto con la mandíbula y como con la columna cervical.
Primero, hablemos del hioides. Es un hueso pequeño, con forma de herradura, que se encuentra en la parte frontal del cuello. Aunque su tamaño es reducido, el hioides es un componente vital en la anatomía del cuello y la cabeza. Lo que lo hace único es que no se conecta directamente con ningún otro hueso; en su lugar, está suspendido por ligamentos y músculos. Este hueso actúa como un punto de anclaje para la lengua y es esencial para
funciones como la deglución, el habla y la respiración.
El hioides está estrechamente vinculado con la mandíbula a través de un grupo de músculos llamados supra e infrahioideos. Estos músculos facilitan el movimiento de la lengua y la mandíbula, y participan en la deglución. Cuando mueves la mandíbula para hablar, masticar o tragar, el hioides también se desplaza, coordinando estas acciones. Si hay una disfunción en la articulación temporomandibular (ATM), que conecta la mandíbula con el cráneo, los músculos asociados al hioides pueden verse afectados, provocando tensión y dolor tanto en la mandíbula como en la región cervical.
El hioides también juega un papel crucial en la estabilidad de la columna cervical. Los músculos infrahioideos, que se conectan desde el hioides hacia abajo hasta el esternón y las clavículas, y los músculos suprahioideos, que se extienden desde el hioides hacia la mandíbula, son fundamentales para mantener la postura y el alineamiento de la cabeza y el cuello. Cualquier desajuste o disfunción en el hioides puede influir en la postura cervical, llevando a una compensación muscular que afectará la columna cervical.
Por ejemplo, si la mandíbula no está en una posición óptima debido a problemas en la ATM, el hioides puede ser arrastrado a una posición que no es natural. Esto altera el equilibrio muscular, lo que puede llevar a una tensión excesiva en los músculos cervicales. Como resultado, pueden aparecer síntomas de dolor cervical y rigidez, e incluso puede afectar la movilidad de la cabeza y el cuello.
La fisioterapia maxilofacial trabaja para evaluar tu postura, la función de tu mandíbula y el estado de los músculos de tu cuello para poder diseñar un plan de tratamiento personalizado que incluya:
1. Ejercicios de estabilización cervical y mandibular: Trabajar en fortalecer y
estabilizar los músculos de la mandíbula y el cuello puede ser crucial para aliviar el dolor y mejorar la función.
2. Corrección Postural: Mantener una buena postura es clave.
La alineación adecuada de la cabeza sobre el cuello alivia la tensión en los músculos relacionados con el hioides.
3. Terapia Manual:
Liberar la tensión en los músculos que rodean el hioides y la columna cervical.
4. Gestión del Estrés:
El estrés puede aumentar la tensión muscular en la mandíbula y el cuello. Practicar técnicas de relajación como la respiración profunda o la
meditación puede ser beneficiosa.
Saioa Lucas Alberdi fisioterapeuta especializada en fisioterapia maxilofacial y del aparato locomotor en Sant Cugat. Tratamientos y visitas en clínica y a domicilio.
Sant Cugat del Vallès, Barcelona
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